jueves, 6 de noviembre de 2014

Placeres...

Sentí su mano recorrer mi cuerpo. 

- He aquí el placer... he aquí el amor -. Susurré muy despacio, a la vez que pegaba más mi cuerpo al suyo.

Las caricias seguían, los besos se hacían cada vez más profundos y el sentimiento de deseo que nos estaba embriagando era cada vez más fuerte, cada vez más dominante. 

Lo miré a los ojos, a la vez que sonreía. Él no necesito nada más, para comprender que estaba segura, que yo quería esto... que confiaba en él...

Sin dejar de mirarme a los ojos, y teniendo cuidado, me penetró. Cerré los ojos por un momento, no por el dolor y el ardor y la molestia, sino, para concentrarme en aquella agradable sensación de sentirme llena, de sentirme... ni siquiera sabía con exactitud que es lo que sentía, pero todo era agradable... sin lugar a dudas, era algo dulce.

Volví a abrir los ojos y él, tomando mis manos comenzó a moverse. Al principio me sentí torpe, ingenua, pero luego de un momento, mi cuerpo empezó a actuar por instinto. 

Mis manos tocaban donde debían tocar, mi cuerpo se movía al compás del suyo... era... ni siquiera sabía como describirlo ni como llamarlo... 

El calor, la energía, el poder, la lujuria, aquel dolor tan dulce y placentero... todo aquello sentía y más. 

Juntos llegamos hasta la cima al mismo tiempo, con un grito de placer cargado de sentimiento...

Cerré un momento los ojos y luego de un momento los volví a abrir, Le miré a los ojos y él me devolvió la sonrisa a la vez que me besaba...


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